resumen del primer capitulo: sobre grandes relatos

El autor plantea desde el inicio del texto una propuesta para los esbozos de una teoría del presente. Si bien parece ya terminada la era de la sacralización del tiempo, el espacio exige también la misma atención. De este modo se tendría que ubicar a la filosofía en su lugar pues esta son pensamientos captados en momento y lugar determinados. Es por eso que siempre ha estado presente la necesidad de grandes relatos con grandes pretensiones.

En oposición a lo anterior la propuesta del autor es un discurso sobre asuntos históricos discreto, polivalente, no totalizador y al tanto de su condición perspectivista. Es decir, un sistema o discurso mesurado.

Pues bien esto responde a que hasta ahora la filosofía de la historia no han sido más que sistemas ilusorios precipitados producto de cierta hiperactividad de los pensadores de su época. Es por eso que actualmente no encontramos sentido ni nos satisfacen las expresiones: “espíritu del mundo”, “meta de la historia” ni “progreso universal”.

La falta de estos relatos no fue ser grandes sino no haber sido lo suficientemente grandes.

Luego se trata sobre el papel de la filosofía y que lo mejor que pudo haber pasado fue perder las grandes pretensiones totalizantes en un devenir práctico para pasar a un “no querer ser nada especial”. Por eso la crítica al monopolio de términos propios de la globalización  a politólogos y científicos sociales siendo estos en ultima instancia conceptos filosóficos permitiendo un uso sugestivo de estos y tergiversaciones de sentido.

De modo breve la primera globalización fue la racionalización del cosmos por parte de los antiguos. Luego esta paso a la generación de una historia unilateral generando así “últimos hombres” con pretensiones de conocimiento en un momento falaz y efímero. El llamar historia universal a la historia de occidente y propiamente a una Europa etnocéntrica sería un ejemplo de esto.